III
Por el temor de quererme
tanto como yo te quiero
has preferido, primero,
para salvarte, perderme.
Pero está mudo e inerme
tu corazón, de tal suerte
que si no me dejas verte
es por no ver en la mia
la imagen de tu agonía,
porque tu muerte es mi muerte.
0 comentarios:
Publicar un comentario